Ser conscientes del amor verdadero en cualquier circunstancia


Aulus G. Celer, Sacerdote Iglesia Ortodoxa Autocéfala de Tarevia
 

Me complace estar aquí hoy para compartir con ustedes la palabra de Dios y reflexionar sobre su significado en nuestras vidas. En esta ocasión, quisiera centrarme en un versículo en particular, que se encuentra en la primera carta de San Pablo a los Corintios, capítulo 13, versículos 4 y 5:

"El amor es paciente, es servicial; el amor no tiene envidia, no es jactancioso, no se envanece, no obra con dureza, no busca su propio interés, no se irrita, no toma en cuenta el mal recibido."

Este versículo nos enseña sobre la naturaleza del amor verdadero, que es el fundamento de nuestra fe y el principio que nos guía en nuestras relaciones con los demás. Pero, ¿cómo aplicamos esta enseñanza en nuestra vida diaria, especialmente en lo que respecta a nuestros fines de semana cotidianos?

Primero, el amor verdadero nos llama a ser pacientes y serviciales con los demás. Durante el fin de semana, cuando nos encontramos con nuestras familias, amigos y vecinos, debemos esforzarnos por ser pacientes en nuestras interacciones y estar dispuestos a ayudar a aquellos que lo necesiten. En lugar de impacientarnos cuando las cosas no salen según lo planeado, tratemos de comprender y apoyar a quienes nos rodean.

Segundo, el amor nos insta a no tener envidia ni ser jactanciosos. Es común que durante los fines de semana, nos reunamos con amigos y compartamos nuestras experiencias y logros. Es importante recordar que nuestro valor no se basa en lo que poseemos o en lo que hemos logrado, sino en nuestro amor y compasión por los demás. En lugar de compararnos con otros y envidiar sus posesiones o logros, celebremos sus éxitos y agradezcamos las bendiciones que Dios nos ha otorgado.

Tercero, el amor nos enseña a no buscar nuestro propio interés y a no irritarnos fácilmente. En los fines de semana, cuando tenemos más tiempo para nosotros mismos, puede ser tentador centrarnos exclusivamente en nuestras propias necesidades y deseos. Sin embargo, el amor verdadero nos llama a poner las necesidades de los demás antes que las nuestras y a mostrar comprensión y empatía cuando enfrentamos conflictos o desacuerdos.

El amor nos pide que no tomemos en cuenta el mal recibido. Durante los fines de semana, podemos encontrarnos con situaciones en las que nos sentimos heridos o maltratados por otros. En lugar de guardar rencor y permitir que el resentimiento envenene nuestras relaciones, practiquemos el perdón y busquemos la reconciliación.

Que la bendición del Señor esté con todos ustedes, y que los dones y ministerios otorgados por el Espíritu Santo sean fuente de inspiración y guía en su vida diaria, llevándolos a una mayor comunión con Dios y a una vida de servicio y amor hacia sus hermanos y hermanas en Cristo. Amén.
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